La Vieja Guardia y el protocolo BDSM

Por RedLips, el 25/04/2021

La Vieja Guardia y el protocolo BDSM

Más o menos documentadas dominación y sumisión han existido desde siempre. El concepto BDSM, que abarca varias prácticas es más reciente, del siglo XX. Parte de la estética que lo acompaña, sobre todo al BDSM gay, es herencia de la Vieja Guardia, un movimiento homosexual formado tras la Segunda Guerra Mundial por soldados, que adoptaban en sus relaciones prácticas vinculadas al BDSM. Se trataba de un espacio cerrado en el que las relaciones estaban jerarquizadas, como en el ejército. Aquí el cuero, los uniformes, cualquier detalle, como los pañuelos, mostraban de forma pública los roles de cada uno, se distinguía visualmente la veteranía, al dominante y dejaba claro a quién se tenía delante, todos sabían qué se esperaba de cada uno. A esta escenografía se la conoce como protocolo Leather. 

Aquí no se admitía ni a mujeres ni a hombres heterosexuales, tampoco a los que consideraban el BDSM solamente un juego, porque para ellos era una forma de vida. 

También formaba parte de su filosofía de vida, el mundo de las motos, la libertad de alejarse de la sociedad, de mantenerse al margen de una sociedad que habitualmente desprecia al que vive de forma diferente. Una forma de vida en la que, paradójicamente, el sumiso es más libre, sencillamente porque ha elegido serlo, mientras que otros viven sometidos sin que nadie les haya preguntado.

La importancia de la Vieja Guardia para el BDSM es grande. Empezaron a dar visibilidad a una manera diferente de entender la sexualidad y a demandar que no se les estigmatizara ni se les patologizara por sus prácticas sexuales. Hay que recordar que hasta 1973 a homosexualidad se consideraba una desviación sexual en el DSM-II y que la OMS dejó de considerarla enfermedad mental en 1990. 

El BDSM sigue siendo un tabú todavía, que se entiende todavía como una práctica oscura y gente retorcida o que se desdibuja cuando algunos libros o películas lo convierten en algo superficial y banal. 

Imagen: The Guardian


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