Siempre hay una primera vez

Por RedLips, el 01/04/2016

Siempre hay una primera vez

Tenía ganas de saber cómo era una orgía. Siempre le había llamado la atención al verlas en las películas. Tenía ese morbo de follar por follar y de desenfado, parecía casi una carrera por que no quedara ningún agujero por atender. Jamás había intentado ni siquiera un trío, y ahora le interesaba saber qué se sentía con más personas, desnudos y dejando que cada uno hiciera lo que le apeteciera. Así es que acudió al lugar concertado con miedo y con excitación a la vez, pensando que pasara lo que pasara se iba a quedar hasta el final. 

Era una casa particular, la amiga de una amiga la había invitado a una fiesta sin límites, y parecía tranquila, unas siete personas tomando algo y charlando. Fue recibida con cordialidad, le ofrecieron algo de beber y se puso al lado de una pareja que estaba en el sofá. ¿Cuándo empezaba el movimiento, en qué momento se iban a meter en faena, darían algún tipo de señal? ¿Vendrían más personas? ahora eran cuatro chicas y cuatro chicos... Siguieron animadamente como una media hora, algo más de alcohol, fumaron un poco, y la música seguía a un volumen adecuado para poder escuchar y a la vez entonarse.

De manera natural el hombre que tenía más cerca comenzó a acariciarle la pierna subiendo hacia su muslo, preguntandole si no tenía mucho calor, y como si del pistoletazo de salida se tratara, empezó a animarse la cosa, los pies se liberaron de los zapatos, y todos comenzaron a quitarse sin prisa la ropa. El hombre que le empezó a tocar la pierna sin tapujos le estaba acariciando el clítoris, y ahora estaba metiendole un dedo en el coño. Pensó que igual tenía que haber dicho que era nueva en esto, pero estaba muy ocupada disfrutando de esos dedos hábiles. La mujer que lo acompañaba empezó a besuquear como con descuido sus pezones, fue algo suave, pero no tardaron ni un minuto en ponerse como piedras. Para entonces la mujer ya los estaba mordisqueando más fuerte de lo que esperaba, pero le gustaba. Luego los succionaba y estiraba, mientras el hombre metía algún dedo más en su coño. Debían ser ya unos tres por lo menos.

Jamás había hecho algo así, dejarse llevar sin prejuicios sin pensar en nada. De pronto lo que estaba dentro de su coño era el pene del hombre, duro, grueso, mientras que la mujer había cambiado de lugar y ahora se dedicaba a lamer su clítoris. Estaba tumbada en el suelo de medio lado, y estaba extasiada con la boca abierta y gimiendo. Por poco tiempo porque enseguida fue ocupada por una tremenda verga que casi le hizo vomitar... nunca había visto algo tan enorme y desde luego nunca se había comido algo parecido. 

Absolutamente empapada, excitada y al borde del delirio, demasiado ocupada en sus sensaciones y en todo lo que le estaba pasando, se acercó otro hombre sin que se diera cuenta y le metió la polla en el culo, sin miramiento, con energía, dolor y placer a la vez. Hubiera gritado pero la polla que tenía en la boca y que entraba y salía se lo impedía. Otra mujer empezó a mordisquear sus abandonados pezones... y llegó el orgasmo, el suyo, brutal, intenso casi hasta el desmayo, y al poco el del hombre que tenía la polla en su boca que derramó su semen dentro de ella. Lo que no tragó se derramó por la comisura de sus labios. Los que se ocupaban de su culo y su coño tardaron un poco más.  

Estaba chorreando de flujos propios y ajenos, por la boca, por el coño, por el culo... y se sentía extraña pero muy satisfecha. Desde luego no estaba decepcionada por el resultado. Mientras pensaba en ello se dió cuenta de que la mujer que había atendido sus pechos y la que se había ocupado de su coño estaban siendo penetradas en ese momento por otros dos hombres, mientras ellas se besuqueaban y tocaban con morbo. Así es que esto era una orgía, placer sin límites, sin descanso y sin dejar a nadie sin su orgasmo. Pues ella pensaba repetir tan a menudo como pudiera...


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