La primera vez

Por Selestina, el 08/10/2018

La primera vez

La mamá de mi mejor amigo se llamaba Laura, era una señora dulcísima y además tremendamente hermosa.

Una mujer madura, con una sonrisa pícara y una mirada llena de experiencia.

Desde que tenía  13 años dejó de parecerme solo guapa, comencé a verla sexy, inquietante, quería siempre estar cerca de ella.

Pasaron los años y seguía obsesionado con ella, mis ojos la perseguían a donde se movía, miraba con más descaro su culo, sus piernas su boca.

Lo hacía cada vez sin menos vergüenza porque podía sentir que ella lo sabía, que sabía que le gustaba ser mirada, ser deseada.

Soñaba con ella semanalmente, mojaba las sábanas pensando en cómo sería que me chupara el pene sin parar con esos hermosos labios.

Me tocaba sin parar pensando en lamer sus senos en tocar sus pezones.

Cuando la tenía cerca casi no podía disimular mis erecciones, mis ganas de que me enseñara todo lo que sabía.

Pero se acabó la escuela, llegó la universidad y mi mejor amigo y yo nos vimos cada vez menos.

La distancia puso en pausa nuestra amistad, pero su madre seguía visitándome en fantasías, en sueños.

Un día de vacaciones en el extranjero mientras paseaba vi un rostro conocido, unos ojos pícaros, una sonrisa de confianza, era ella, la mujer madura de mis fantasías:

- Hola Mario ¡tantos años! ¿cómo estás?

- ¡Señora Laura! ¡Qué gusto verla! ¿qué hace por aquí?

- De paseo nada más, gran coincidencia ¿no crees?

- Sí, realmente sí

Caminamos un poco, recordamos viejos tiempos y me lancé a la aventura sin mirar atrás:

- ¿Qué harás esta noche?

- ¿Por qué lo preguntas?

- Me gustaría invitarte a tomar algo

- ¿En serio?

- ¡Claro! ¿Por qué no?

- Bueno ¿me buscas a las 8?

-Perfecto

Pasé la tarde extasiado, deseando con ansias que llegara la hora esperada.

Llegaron las 8, la busqué y me encontré con una mujer en un pequeño vestido negro, ajustado, con tacones altísimos.

- Wao, me dejas sin habla

- Eso espero

Su respuesta me emocionó aún más, era ahora o nunca

Luego de varios tragos nos habíamos sincerado, no había escatimado en halagos, en directas e indirectas, veía sus senos sin preocupación, acariciaba sus piernas y mi pene parecía a punto de romper mi pantalón, y ella lo sabía…

- Vamos a mi hotel

Sin mediaciones, sin vueltas

Nos fuimos a lo que había sido mi deseada primera vez con una mujer mayor que yo

Nos besamos apasionadamente, me desvistió  sin prisa, con calma, asegurándose de besar cada parte de mi cuerpo

Se arrodilló frente a mí y se metió mi duro pene a su boca.

Todo mi pene entró en ella, lo llenaba cada vez más de saliva mientras con una de sus manos acariciaba mis testículos.

Fijó su mirada en mí mientras mi pene entraba y salía de su boca, apretó mis testículos y sentí que podría haber acabado en ese instante.

Estaba totalmente desnuda, solo con tacones puestos, arrodillada frente a mí, a mis pies.

Se sacó mi pene de su boca y me dijo:

- Tengo algo que pedirte, algo que me encanta

Casi sin voz contesté:

- Lo que quieras

- Quiero que me lo metas por el culo

Mis oídos no podían creer lo que escuchaba, su sinceridad, su descaro y su perversión

Sin mediar palabras la tomé y la lancé en la cama, la besé y comencé a masturbarla, estaba muy húmeda y eso me ponía aún más loco.

Froté su clítoris hasta hacerla gritar de placer.

- Sí, sí, si niño siiii

La vi acabar y desvanecerse, supe entonces que había llegado mi momento, con calma subí sus rodillas hasta mis hombros y comencé a acariciar sus senos, bajé por su abdomen, por su vientre hasta encontrarme de nuevo con su clítoris

Sus risas la delataban, sabía que le gustaba, comencé a tocarla de nuevo mientras acercaba mi pene a su culo.

Poco a poco comencé a metérselo, sin dejar de tocarla, sus ojos en blanco me decían que lo hacía bien.

Su culo apretado, caliente, estrecho era una nueva experiencia para mí, algo que siempre había querido.

Se lo metí todo, la miré y le dije:

- ¿Lo quieres?

- Sí, hazlo

Comencé entonces a entrarle con fuerza, entraba y salía de ella, puse una de mis manos en su cuello y otra en sus senos, me agarré a ellos mientras la embestía

- Sí, sí, sí, dame por el culo sí

Era una visión tenerla así

- Tóquese para mí Señora Laura, vamos Señora, quiero verla tocarse

Ella misma acarició su clítoris y su vagina con rabia, con fuerza, sus dedos se resbalaban debido a su humedad

- Hazme acabar mi niño, quiero que me hagas acabar

Su culo duro y estrecho me enloquecía, lo metía y lo sacaba con furor, sus gritos solo me ponían más duro

- Ya casi, ya casi, ya casi

Acabó primero pero yo aún quería más, había esperado demasiado para esto

Seguí dándole con todas mis ganas y mi fuerza y ella no se quejó ni una sola vez, siempre pedía más

- No pares bebé, no pares, anda, dámelo todo

No pude contenerme más, escuché sus chillidos y me vine con toda la fuerza posible dentro de su culo

Pude escucharla como gritaba.

Nos dormimos y al despertar a la mañana siguiente no estaba, solo un papel decía:

“Espero verte pronto”


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