Aventuras entre tres... Parte III

Por Selestina, el 24/09/2018

Aventuras entre tres... Parte III

La noche de Helena fue inolvidable, y en lo único que pensaba ahora en tener otra noche así, en llevarlo las experiencias nuevas al máximo.

Cuando vio a Sergio al día siguiente se lo contó:

- Cogí con Ana, fue riquísimo

- ¿Qué?

- Me la cogí, me la comí toda, me tocó hasta que grité, me senté sobre su cara y me moví hasta no poder más, pasamos toda la noche en eso

- ¿QUÉ?

Sergio no lo podía creer, no le molestaba en lo más mínimo y gracias a la narración de Helena no le importaba ya disimularlo, quería saberlo todo.

- Cuéntame más, dime

- Ana es una putica pervertida, la puse a comerme el coño, restregué su boca contra mi coño mojado mientras halaba su cabello

- Te quiero coger aquí mismo, me las quiero coger a las dos

- Yo sé, y lo vas a hacer

- ¿Qué? ¿En serio?

- Sí, tengo un plan

Sergió sonrió y la tomó de las muñecas, la llevó a su auto, abrió la puerta trasera, la hizo colocar sus manos en los asientos mientras sus piernas quedaban fuera del auto, la penetró durísimo, metió sus dedos en la boca de Helena para que no la escucharan, pero sabía que si algo excitaba a Helena era la adrenalina de ser atrapados.

De camino a casa Helena le contó todo, Sergio estaba maravillado, sabía que no podría dormir hasta el día pautado, y ese día llegó.

Era el cumpleaños de Helena, Ana y ella tenían varias semanas dándose placer, jugando a meterse los dedos en todos los orificios posibles, en lamerse sin parar, en ahorcarse, en chocar sus ropa interior húmeda sin parar.

Poco a poco Helena fue convenciéndola:

- ¿Verdad que te gusto mucho?

- Me encantas

- ¿Y Sergio te gusta?

- Un poco

- ¿Solo un poco?

- No sé

- Dime ¿No te gusta más que un poco?

- Jaja, quizás

Helena, metió dos dedos en la vagina de Ana mientras presionaba su clítoris con el pulgar

- ¿Nunca has pensado en que te lo mete así?

- Helena!

- Que te lo mete duro, que entra y sale

- Sí, sí, si lo he pensado

- Qué te coje bien duro como la puta que eres

- Sí, sí! No pares

- Dí su nombre, dilo

- Cójeme Sergio, cójeme

- Di el mío, dilo

- Sigue Helena, sigue, sigue, no pares

- Quiero ver como Sergio te coje mientras te muerdo esas tetas, perra

- Sí, sí, sí, no pares

Helena sonrió y se detuvo

- No, no Helena, por favor, no me dejes así

- Tranquila… No lo haré…

Se levantó, abrió la puerta y Sergio entró

La entrepierna de Ana chorreaba, sus pezones estaban duros y su boca estaba llena de saliva, vio a Sergio perpleja, no sabía qué hacer.

Lo miró acercarse a ella, acariciar su cabello, lo miró a los ojos y lo besó, con fuerza, mordió sus labios sin parar, tocó su pecho, arañó sus brazos, lo empujó en la cama y se subió en él, todo ante la mirada de Helena.

Ana tomó las riendas y lo desnudó rápidamente, quería ver su pene erecto, quería probarlo.

Se lo metió todo a la boca, lo lamió, lo llenó de saliva y no dejó de succionarlo, Helena se puso atrás de ella y comenzó a acariciar sus nalgas, a jugar con ellas, Sergio no podía creer que lo que veía.

Helena puso su cara entre las nalgas de Ana y empezó a lamer su culo a la vez que frotaba su mojada vagina, Ana gemía con el pene de Sergio en la boca, no podía parar no quería parar.

Entonces Helena tomó la delantera, separó a Ana de Sergio y le dijo quiero ver cómo te coje.

Ana de forma complaciente besó a Helena, apretó sus senos, mordió sus pezones y bajó sus manos hasta sus nalgas, luego le dio la espalda y se puso en cuatro patas.

- Méteselo, méteselo todo

Sergio, empezó a clavársela duro, con toda la fuerza y el morbo que tenía, mientras Ana gemía y gritaba:

- Más, más, más no pares, dámelo todo coño

Helena se puso frente a Ana con su coño justo en su boca

- Cómemelo, cómeme el coño sucia

Tomó su cabeza y la llevó a su vagina, la restregó con fuerza

- Más lengua perra, más

Ana no paraba de lamerla, de chupar su dulce jugo y Helena estaba en trance

- Sí, sí, sí

Sergió acabó con fuerza en la espalda de Ana, pero Helena sabía que aún faltaba más

- Descansa amor, luego me toca a mí

Helena con calma puso a Ana de espaldas, separó sus piernas y puso una pierna entre ellas, sus vaginas húmedas estaban una contra otra, comenzó a moverse lento, mientras ahorcaba a Ana, muy lento, luego rápido, rápido, más rápido, faltaba menos para el orgasmo.

Ambas gritaban, sus caderas se movían sin parar, poseídas de placer

- Sí, nena, siiiiiii

Ana acabó con fuerza y cayó desfallecida

Pero Helena aún no había terminado, miró a Sergio y le dijo:

- Ven

Sergio la tomó con fuerza por el cuello, subió sus rodillas hasta su cuello y se lo metió hasta los testículos

- ¿Así te gusta?

- Dame, dame

Ana recobró las fuerzas y comenzó a morder los senos de Helena, a tocar su cuerpo, a frotar su clítoris

- Sí, sí malditos, háganme acabar

Ambos tomaron velocidad, Ana frotaba el clítoris de Ana con fuerza, con rapidez, escupía su vagina para sentirla más y más mojada mientras Sergio la penetraba cada más adentro

- Más, más, más, casi, casi, siiiiii

Helena no pudo soportarlo más y acabó con tanta fuerza que llenó todo el pene de Sergio de fluido.

Estaban exhaustos, felices, y con ganas de más.


0 Comentarios