Un descubrimiento excitante al volver a casa
Por Bichito, el 28/09/2017

Había sido un día pesado, muy estresante. La idea de tener que invitados para cenar no me apetecía nada en ese momento. Solo tenía ganas de llegar a casa y hacerme una buena paja. ¿Y por qué esperar? Así es que aparqué en aquel recodo del parque. Bajé la música, me abrí cómodamente de piernas y estiré mis bragas hasta apretar mi clítoris. Estaba absolutamente empapada, no hubiera aguantado hasta casa... Me retorcí ligeramente hacia el asiento del copiloto, y empecé a acariciarme con una mano, mientras me metía los dedos de la otra en el coño. Despacito pero con energía, dejando que aflojara la tensión y notando como mi clítoris se iba endureciendo poco a poco. Pensaba en lo genial que eran estas pajas, en medio de la nada, en ese momento de placer de mí para mí, notando como mis pezones comenzaban a endurecerse y mi cuerpo se preparaba para el orgasmo, cuando de repente vi que alguien miraba por la ventanilla. Un hombre estaba observándome, mientras se hacía una paja.
La presencia del extraño no me asusté, más bien me excitó aún más. Alcé las caderas para que viera mejor mi coño, mis dedos trajinando dentro y fuera. Quería ofrecerme a aquel hombre que se masturbaba al verme. Me corrí salvajemente. Él lo hizo mientras yo me lamía lascivamente los dedos empapados, con sabor a mí, mientras perversamente miraba su polla. Desapareció tan rápidamente en la oscuridad que pensé que habían sido imaginaciones, pero el reguero de semen al lado de la otra puerta me decía que no. Yo volví a casa, sin saber en ese momento que volvería con frecuencia a ese lugar, sola y acompañada...
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