Jugueteando con una extraña

Por Salado, el 11/01/2017

Jugueteando con una extraña

No sé porque lo hago. No tengo ni idea. Desconozco los motivos profundos que me llevan a juguetear con extrañas en cualquier lugar. Ni lo sé y la mayor parte del tiempo me la traen al fresco.

A menudo veo a esta maciza entrar en el autobús, y más de una vez he pensado en como sería magrear esas tetas enormes, que muestra con elocuente generosidad. Hoy ha dado la casualidad de que se ha puesto casi a mi lado y que el autobús iba a tope. Así que en un par de paradas me he puesto tras ella con el nabo como una piedra apoyado en su culo. El momento ha sido glorioso porque no se ha hecho la remolona ni un poquito. En cuanto le he restregado la polla por el culo un par de veces he notado como me buscaba y acomodaba las nalgas para recibirme generosamente. Es muy puta, como a mí me gusta. Así que me he pasado todo el rato hasta mi destino dándole lo que más le gusta. Me he bajado sin darle oportunidad de saber quien soy.

Durante el resto de la semana he estado pendiente y he vuelto a coincidir en un trayecto de ida y otro de vuelta. Nuestras miradas se han cruzado un par de veces, pero he puesto mi mejor cara de lerdo escuchando música, para hacer como que no pasa nada, y que no pudiera asociarme con nuestra aventura del otro día. En todas las ocasiones me viene con esos escotes de toma a ver que te parece o esas blusas que parece que van a reventar. Me pasaría rebozándome en esas tetas durante el resto de mi vida. Además la jodía tiene unos pezones de órdago, creo que lleva sujetador y aún así a veces se le marcan claramente. Me empalmo solo de imaginar, cómo tienen que ser en libertad.

Sabiendo dónde se sube y a qué hora, el lunes me propuse ir un paso más allá. Así es que me bajé en su parada y esperé allí hasta que llegó. Venía muy guapa, con un vestido veraniego y subimos uno detrás del otro al llegar el autobús. Ni me dirigió la mirada. El autobús va a tope como casi siempre, así que en cuanto he podido me he puesto tras ella. He acercado mi boca hasta su cuello para que perciba mi respiración y enseguida ha reaccionado. No se ha movido ni un centímetro, expectante. He apoyado el pecho en su espalda con fuerza, para que notase más mi presencia, y ni corta ni perezosa ha proyectado su culo hacia atrás, buscando lo que imagino ya sabía iba a encontrar. Empalmado no describe como estaba, si me toca la punta del rabo, me corro allí mismo, inmediatamente. Así que se ha puesto de nuevo a rozar su culo sin contarse ni un pelo y en vista de la situación una de mis manos se ha lanzado bajo su falda. Enseguida ha llegado hasta su entrepierna y he comprobado que estaba empapada. Es una zorra de lo más cachonda. Cuando mi mano empezaba separar la braga me he dado cuenta de que era mi parada y he bajado rápidamente. He olido mis dedos mientras veía como se alejaba el autobús.


0 Comentarios