Cibersexo

Por RedLips, el 16/04/2016

Cibersexo

Estaba realmente agotada, el día había sido estresante, había discutido con todo el mundo y no me había salido nada bien. De repente en el chat, un mensaje de un desconocido invitándome a follar. Hacía como dos meses que había roto con Arturo, mi último tema serio. Y desde entonces nada... ¿pero quién era el que le enviaba el mensaje? Tal vez un conocido gastándole una broma. Francamente me daba igual, con el día que llevaba hubiera aceptado la invitación de cualquiera.

Para seguir el juego le contesté que seguramente eso se lo decía a todas. A lo que el desconocido respondió que por supuesto. Vaya, un tipo atrevido y seguro de sí mismo, la cosa prometía... a ver que me propone.

- ¿Tienes nombre chico osado?
- ¿Es importante el nombre? Solo quiero que follemos, no casarme contigo.

Bien, un punto insolente, no estaba mal. Pensé en preguntarle como había contactado conmigo pero, ¿qué más daba? Tampoco iba a ponerse ahora exquisita.

- Conecta la cámara dijo él. Obediente lo hizo, y se encontró sin imagen pero con una tan excitante como imaginaba que empezó a darle órdenes. Sé buena y quítate las bragas, le ordenó. Así lo hice y la voz le dijo en tono autoritario "masturbate para mí, ahora".

Ya estaba muy excitada a estas alturas, pero me sorprendía que la situación me estuviera poniendo tanto, ¿en serio iba a hacer lo que me mandara un desconocido? Hoy sí y tanto que iba a hacerlo... 

- Cómo quieres que me lo haga? pregunté con insolencia y picardía. 
- Abrete de piernas, pon una en el escritorio, de manera que te vea el coño. Lo debes tener muy mojadito, déjame verlo. 

Obediente se lo enseñé, rosado, mojado y deseoso de meterse algo bien duro dentro.

- Muy bien nena, mete tus deditos, así muy bien y sigue acariciandote, con fuerza. Si ves algo en el escritorio que te apetezca meterte en algún agujerito por favor, no dejes de hacerlo. 
Yo a tope, en la vida imaginé que podría hacer esto, pero me sentía tan a gusto, desinhibida, caliente como una perra... 


- La voz le ordenó que sacara los pezones fuera del sujetador. Veo que te has metido un par de cositas en el culito, muy buena chica, con iniciativa, eso está bien. Y ahora ocúpate de tu clítoris cariño, así con interés, con energía, quiero ver como te corres, lo harás cuando yo te diga, ¿de acuerdo?

Casi no podía respirar, y la voz del desconocido me ordenaba: abre más las piernas, para mí, pequeña guarrita, que lo estás pasando genial, ¿verdad? como te gustaría que estuviera ahí entre tus piernas chupándote, dándote placer. Y mordisqueando tus pezones... imagina como sería, toda esa saliva en tu coño sediento de sexo, y mi aliento en tus pezoncitos juguetones. 

- ¿Quieres correrte a que sí? Ya no podía más que gemir, pendiente de mi inminente orgasmo, el que tendría cuando me lo permitiera. Estaba allí abierta de piernas, con las tetas al aire, retorcida de placer en una silla enseñando mi coño al ordenador, y con un par de rotuladores en el culo. Y quería más, y haría lo que él le pidiera. Sin más la voz le dijo, córrete, y obediente lo hice, solté un alarido que me liberó de toda la tensión acumulada en el día y en los dos meses sin follar... Qué chica tan obediente... dijo la voz, ahora he de marcharme. 

- ¿Te vas ya?. Si señorita, espero que lo hayas pasado bien, yo me haré una paja cuando llegue a casa, mientras me mira mi mujer, me correré pensando en tu coño y en tu culito, ¿que te parece? 

Un punto pervertido pensó Carla, me gusta...

-Me parece estupendo dijo ella, y bueno, ya sabes donde trabajo...

 

Imagen: Exey Panteleev


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