Yo y mi tanga
Por Bichito, el 06/04/2016

No imaginaba que iba a ser tan divertido, el tanga me quedaba grande desde el minuto uno, no me ajustaba, pero ya no me ha dado tiempo a cambiarme, porque llegaba más que tarde a trabajar. Y no ha parado de rozarme y ponerme como una moto en todo el día, tanto que no he tenido más remedio que ir al baño y darme una alegría, mientras mi compañera me contaba algo que ni recuerdo. Ha sido algo furtivo, silencioso, pero brutal. Estaba a punto después de que el tanga me acariciara el clítoris toda la mañana, y yo solo he tenido que acariciarlo un poco con un dedito, y ya. Y como la otra estaba fuera hablando, no se ha oído nada. El tanga estaba tan mojado he pensado en quitármelo para que no me volviera a pasar, pero pensandolo mejor, me lo he vuelto a poner, y a ver si con suerte me entono igual y cuando llegue esta noche a casa me vuelvo a masturbar, pero esta vez en la bañera, con música y con una copa de vino. No hay mejor manera de acabar un duro día de trabajo....
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