Sara y sus amigos
Por RedLips, el 06/04/2016

Sabía que Sara era una mujer desinhibida... ahora además era millonaria. El típico caso de película en la que chica guapa y con estilo conoce a empresario que a los dos minutos está loco por sus huesos. Y así fue siempre hasta que él, unos años mayor, también como mandan los cánones de las historias perfectas de amor, falleció y la dejó sola. Bueno sola tampoco, porque Sara tenía una pléyade de amigos de esos que pululan alrededor de las personas de buena posición, y también unos cuantos de los de verdad. Era complicado quedar con ella y tenías que hacerlo con anticipación suficiente si querías un sí por respuesta.
Era como he dicho muy liberal, algo loca y muy atrevida. Siempre había disfrutado de la vida, como se tiene que hacer, con alegría y experimentando todo lo que le pasaba por la cabeza. Además le gustaban mucho los juegos y se imaginaba situaciones con facilidad. Así era en tiempos de la universidad, y ahora que la vida le iba aún mejor, todavía disfrutaba más y más. Siempre me encantó la manera tan natural que tenía de hablar y gozar del sexo.
Recuerdo cuando volví a contactar con ella después de unos años sin vernos. Fue un dia especial. Yo, que soy muy fina, hablo de mi desfloramiento anal, pero ella que es algo más directa sobre todo en según que cuestiones, dice que ha sido la culpable de mi primer enculamiento. Ya está dicho. Si pienso en aquel dia no puedo evitar excitarme mucho, tal vez más de lo necesario teniendo en cuenta las veces que lo he recordado, pero ¡ay! las primeras veces no se olvidan, ¿no?
Habíamos quedado en su casa a comer. Así estaríamos tranquilas y relajadas según ella. LLevaba una semana intensa de vida social y agradecía quedarse a tomar algo ligero y charlar en la piscina.
Así fue, una comida en plan casero y cómodo, con vino y luego la tertulia. Hablando de todo y nada, surgió el tema del sexo, tan fácil de hablar con ella y tan natural de practicar por lo que vi. Nos pusimos a charlar de las prácticas que la sociedad entiende por oscuras y demás, y yo le confesé la digamos poca variación que había en mis costumbres sexuales.
- ¿Te gusta que te den por el culo? me preguntó,
- ¿El sexo anal? contesté yo recatadamente... no lo sé, creo que no.
- No lo sabes...o sea que nunca lo has probado... lástima, porque cuando te lo hacen una vez querida, no hay vuelta atrás, y engancha.
Me dió la risa directamente, me pareció argumento de chiste barato, pero ella insistía en demostrarme las bondades de dejarse penetrar el lado oscuro.
- Y tú, ¿lo dices porque te gusta? le pregunté con guasa.
- A mí me gusta casi todo querida... contestó con la mejor y más pícara de las sonrisas. Y a ti te va a encantar, solo necesitas encontrar el ambiente y la compañía necesaria.
Solté una sonora carcajada, pensando en la deriva que iba tomando la conversación y supongo que, para que negarlo, por los efectos del vino en la comida y la copa que nos estábamos tomando.
Sin dejar de sonreir llamó a la muchacha que había servido la mesa. Sin quitarme la vista de encima le hizo una señal y le dijo: "Cómele el coño". Yo me quedé paralizada, sin saber cómo reaccionar, viendo como me retiraba el bikini, y sin más dilación procedía a obedecer sus órdenes. Me abrió las piernas y sin mediar palabra y de manera diligente empezó a lamer, chupar y humedecerme con una lengua experta y complaciente, buscando la caricia justa, el punto adecuado para hacerme enloquecer, como nunca antes me lo habían hecho.
Mi amiga al ver mi excitación se acercó a mi y empezó a acariciar suavemente mis pechos rodeando el trozo de tela del bikini y poco a poco metiendo los dedos por debajo y acercándose cada vez más a mis pezones, que hace rato ya estaban duros como piedras. Sencillamente me dejé llevar por el placer que me estaban proporcionando las dos mujeres, estaba gozando como nunca pensé que se pudiera hacer... Sara iba dirigiendo a la muchacha y le indicó que me preparara, y comenzó a introducir sus dedos en mi culo, dilatando, preparandolo para lo que me esperaba, encharchandolo con su saliva. Mi excitación iba en aumento. Nunca había dejado que nadie me hiciera algo parecido. Mi amiga seguía dando órdenes como un experta: con un gesto indicó a un chico joven y desnudo, con una verga espectacular, que entrara. Yo estaba casi sin sentido de tanto placer, y Sara de forma sibilina me dice "Este es Jon, mira que cosita más rica tiene entre las piernas, y que va a meterte dentro del culito".
Le dijo que se acercara y comenzó a masturbarlo, con la maestría que da la experiencia y aunque parecía imposible la verga comenzó a crecer más, a engordarse y endurecerse. "¿Has visto que maravilla? es deliciosa, dura, y te va a encantar". "Prepárate", le dijo a él. Y el muchacho se puso delante de mi, justo por detrás de la muchacha que me estaba devorando el coño, y la penetró, de manera ritmica. "Tranquila me dijo Sara con gesto gamberro mientras jugaba con mis pezones, la usa para que se le ponga aún más dura, pero ahora te toca a ti".
Yo estaba ya al borde del desmayo, jamás me lo habia pasado tan bien, nunca me había dejado llevar de esta manera, sin pensar en nada, solo gozando. A un gesto de Sara, Jon se apartó de la muchacha, que siguió lamiéndome desde un lado, y sin más contemplaciones me insertó la polla dentro del culo. Dolor, intenso, que me hizo dar un respingo y querer cerrar las nalgas, pero no hubo piedad. Jon siguió con sus embestidas, sabiendo que era él el que mandaba. A mí solo me quedaba someterme y dejarme hacer...
Sara empezó entonces a mordisquear con fuerza mis pezones, mientras la muchacha succionaba mi clítoris y él tenía una polla espectacular en mi culo. Creía que no se podía gozar más, y entonces sentí como me venía el orgasmo, lo ví venir, crecer y estallar y solté un grito salvaje, deshinbido, casi liberador.
Me quedé exhausta, estaba sencillamente agotada. Sara feliz de verme en ese estado, me sonríó con picardía y me dijo "ya te dije que te iba a gustar". Cuando ella se lo indicó, el muchacho que no se había corrido porque Sara no le había dado permiso, se volvió a acercar a mí, y mi amiga me dijo "Deja que se corra dentro de tí", y yo, mujer agradecida como pocas, le ofrecí otra vez mi culito, aún dolorido, pero que se abrió dócil a su polla y en apenas cuatro o cinco embestidas se corrió. Sentí como si hubiera sido un caballo, tal fue la brutalidad. Pensé que me iba a reventar y partirme en dos con su enorme verga. Sacó su polla de mi culo, mientras mi amiga masturbaba a Carla, que tan diligentemente se había encargado de calentarnos y prepararnos a todos... En ese momento me di cuenta del reguero de semen que corría entre mis piernas, que se juntaba con la saliva y el flujo que salía de mi coño. Estaba totalmente pegajosa y húmeda. Jamás había experimentado tantas cosas nuevas y placenteras en un mismo día.
Y para rematar mi amiga Sara me dice, que si me había gustado la experiencia tenía que volver otro día que estuviera también Mikel, el novio de Carla, la muchacha. Y así también podía penetrarme por delante, los dos a la vez, porque si esto me había gustado la sensación de que te empalan dos pollas, es lo más... y la lengua de Carla no tenía precio.
Pues si, la verdad es que Sara se había rodeado de buenos amigos sí, que a partir de ahora también eran los míos...
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